domingo, 29 de agosto de 2010

El 10 S

Retorno de las vacaciones. Paso lista al pasaje. Todos a bordo. Bienvenidos.

Todos tenemos en la memoria las terribles imágenes acontecidas el 11 de septiembre de 2001, cuando 4 aeronaves fueron secuestradas por miembros de la red Al-Qaida, con el resultado de dos aparatos estrellados a propósito contra las denominadas "Torres Gemelas", otro "supuesto" impacto contra una esquina del Pentágono y otro estrellado en Pensilvania cuando la tripulación y los pasajeros intentaron arrebatar el control del mismo a los terroristas que lo controlaban en ese momento.

Las pérdidas humanas rondan la cifra de 3.000 personas, aparte de unos cuantiosos daños económicos aún difíciles de cuantificar hoy día.

Se trató de un novedoso ataque sorpresa, que creó un gran efecto psicológico en el mundo entero y ocasionó una gran crisis aérea que sigue produciendo efectos en la actualidad.

¿Novedoso? Si bien las imágenes de estos atentados dieron la vuelta al mundo en pocos minutos, no ocurrió igual con un precedente ocurrido el 28 de julio de 1945.

En esa fecha, un bombardero B-25 Mitchell se estrelló contra el Empire State, que en aquel entonces era el edificio más alto de Nueva York. En esta ocasión, este accidente ocurrió al desorientarse el piloto (Coronel William F. Smith) entre la niebla que reinaba en la zona ese día, que llevó al mismo a introducirse erróneamente entre los rascacielos de Manhattan (versión verosímil al haber bajado el piloto el tren de aterrizaje al pensar que se encontraba próximo al aeropuerto de destino, Newark).

El avión se estrelló en el piso 79, produciendo un pavoroso e inmediato incendios, esparciéndose el combustible incendiado a través de los ascensores y huecos de escaleras. Unode los motores se desprendió del aparato, atravesando completamente el edificio y cayendo al otro lado.

Catherine O'Connor, que trabajaba en las oficinas en el momento del accidente, más tarde contó su experiencia:

"El avión explotó dentro del edificio. Durante cinco o seis segundos se tambaleaba sobre mis pies y trato de mantener el equilibrio, mientras que tres cuartas partes de la oficina se consumen instantáneamente en la lengua de fuego que avanzaba por el edificio. Un hombre estaba de pie dentro de las llamas. Podía verlo. Era un compañero de trabajo, Joe Fontana. Todo su cuerpo estaba en llamas. Seguí llamando a él, "¡Vamos, Joe, vamos, Joe."

El hecho de que las oficinas estuvieran cerradas al tratarse de un sábado provocó que el número de víctimas fuese relativamente bajo: 14 muertos y 26 heridos.

Los estudios posteriores demostraron que la integridad estructural del edificio no resultó comprometida, pero fue necesario realizar reparaciones que importaron un millón de dólares.

Como dato curioso, destacar que en un ascensor se encontraban en ese momento dos mujeres. Uno de los motores rompió los cables del mismo provocando la caída libre del ascensor a través del hueco, muriendo una de ellas. La otra, Betty Lou Oliver, tiene actualmente un récord mundial por sobrevivir a dicha caída equivalente a 75 pisos.

Imágenes del suceso:




Fotografía de Ernie Sisto:


Artículo de prensa:



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